Ya lo hemos dicho, las clasificadoras de riesgo, en este
caso S&P, Fitch y Moodys, son siempre los últimos en llegar a las fiestas,
los que se quedan con la resaca, quien hubiese invertido siguiendo cada uno de
sus subidas o bajadas de nota, no dura dos años en el mercado y estaría mas
pelado que gato techero en Fiesta Chinchana. En su defensa podemos decir que su
objetivo no es descubrir tendencias de mercado, no su objetivo es medir el
grado de certeza y probabilidad del pago de las deudas de los emisores, y claro
no se pueden basar en supuestos o proyecciones, lo que hacen es tomar datos
reales y miran mas la actuación en el pasado próximo, que lo que puede venir en
el futuro próximo.
De ahí que mientras estos suben las notas al Peru y sus
instituciones publicas y privadas, nosotros hacemos todo lo contrario, y se las
bajamos; ya que, el pasado importa poco, claro da lecciones, es la mejor aula
para aprender, pero lo que más nos importa es el valor de los activos, y ese es
un trabajo, hacia adelante no hacia atrás. Claro que para lo otro, la capacidad
de pago, también suelen fallar, y mucho, recordar la crisis subprime, donde
varias de sus calificaciones en grado de inversión, rápidamente llegaron al
default o la insolvencia. Y lo decimos incluso para eso, estas calificadoras,
son mas lentas que una Pentium V ( LentiumV) abriendo el timeline de Facebook.
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